# Lee los siguientes apuntes y
empléalos para realizar las actividades que se te piden debajo del fragmento
del Libro de Buen Amor:



En toda descripción hay que tener muy presentes siempre las formas verbales, la adjetivación, las estructuras sintácticas y los
procedimientos (o recursos) literarios, porque son elementos que
aparecen o no, o se usan de una manera u otra, según el tipo de descripción.
Es característico el uso de formas verbales imperfectivas, que inmovilizan la acción, frente al de las formas
perfectivas típico de los pasajes narrativos. Los más habituales son el presente
intemporal, sobre todo en las descripciones técnicas, y el pretérito
imperfecto de indicativo, que es la forma verbal característica de las
descripciones insertadas en relatos. Es frecuente también la combinación de
ambos. En cuanto al tipo de verbos, predominan en la descripción estática los
atributivos y aquellos predicativos que significan estado. En cambio, las
descripciones dinámicas, al expresar el movimiento y la transformación del
objeto descrito, admiten mejor los verbos que significan acción o proceso.
Ejemplo de tiempos verbales:
“A finales de la década de los setenta, Barcelona era
un espejismo de avenidas y callejones donde uno podía viajar treinta o
cuarenta años hacia el pasado con sólo cruzar el umbral de una portería o un
café. El tiempo y la memoria, historia y ficción, se fundían en aquella ciudad
hechicera como acuarelas en la lluvia…”, de Marina, Carlos Ruiz Zafón.
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Son los sustantivos y, sobre todo, los adjetivos las palabras que aportan la
información auténticamente descriptiva. De la misma forma que, como vimos,
apenas se puede concebir una narración sin verbos, en la descripción adquieren
especial importancia los sustantivos (que dan nombre a los objetos de la realidad
y clasifican estados y seres) y los adjetivos (que expresan cualidades y rasgos
del objeto descrito y proporcionan la visión denotativa o connotativa que el
autor quiere transmitir). Además, ponen de relieve los componentes sensoriales
de la descripción. Por ello, el estudio de la adjetivación es imprescindible en
el comentario de un texto descriptivo. Ejemplo de texto repleto de sustantivo y
adjetivos:
“Entierros, anunciadores de entierros que van
tocando por las calles una campanilla, misas de réquiem, dobleo de campanas… hombres envueltos en capas largas…suspiros, sollozos, actitudes de resignación dolorosa… mujeres enlutadas, con un rosario, con un pañuelo que
se llevan a los ojos, y entran a visitarnos y nos cuentan gimiendo la muerte de este amigo, del otro pariente… todo esto, y
las novenas, y los rosarios, y los cánticos plañideros por las madrugadas, y las
procesiones… todo esto es como un ambiente angustioso…”, de La
voluntad, Azorín.
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En cuanto a las estructuras sintácticas, predominan la yuxtaposición y
la coordinación. La yuxtaposición permite describir el objeto como un todo,
logrando una cierta simultaneidad de las impresiones. Por el contrario, la
coordinación implica un cierto dinamismo en la medida en que supone una
sucesión de los distintos componentes. Ejemplo de coordinación copulativa:
“Y hace un hermoso sol y los árboles ya verdean con
los retoños primaverales…”, de La voluntad, Azorín.
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Los procedimientos o recursos estilísticos son muy importantes en la descripción subjetiva y
literaria. Dependen, sobre todo, de los mecanismos que utilice el autor para
crear la imagen del objeto descrito, según el tipo de descripción que se trate.
Por ejemplo, en las descripciones de carácter analítico, en las que se pretende
describir el objeto que sirve como tema
haciendo referencia a las distintas partes que lo componen, suele
emplearse la enumeración de
elementos y de rasgos característicos de cada uno de ellos (rasgos que se
suelen precisar mediante series de adjetivos coordinados).
En ocasiones, la creación de la imagen se basa en la analogía: el
autor caracteriza el objeto relacionándolo con otras realidades con las que
guarda alguna semejanza. Los procedimientos literarios utilizados son entonces
las metáforas y las comparaciones.
Una función similar tiene el uso de la personificación en la descripción de
animales o cosas y de la animalización
o cosificación en la
descripción de personas. Estos dos últimos recursos son muy habituales en la
descripción caricaturesca. Ejemplos de personificaciones y símiles (o
comparaciones).
”El pueblo estaba a unas dos leguas de
Almendralejo, agachado
sobre una carretera lisa y larga como un día sin pan, lisa y larga como
los días —de una lisura y una largura como usted para su bien, no
puede ni figurarse— de un condenado a muerte...” de La
familia de Pascual Duarte, Camilo
José Cela.
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En la reverberación del sol, la llanura
parecía
una laguna transparente, deshecha en vapores por donde se traslucía
un horizonte gris. Y más allá, una línea de montañas. Y todavía más allá, la
más remota lejanía…”, de Pedro Páramo, Juan Rulfo.
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“ERA UNA DE ESAS soleadas mañanas de la primavera
limeña, en que los geranios amanecen más arrebatados, las rosas más
fragantes y las buganvillas más crespas, cuando un famoso galeno de la
ciudad, el doctor Alberto de Quinteros —frente ancha, nariz aguileña, mirada
penetrante, rectitud y bondad en el espíritu— abrió los ojos y se
desperezó en su espaciosa residencia de San Isidro. Vio, a
través de los visillos, el sol dorando el césped del cuidado jardín
que encarcelaban
vallas de crotos, la limpieza del cielo, la alegría de las flores,
y sintió esa sensación bienhechora que dan ocho horas de sueño reparador y la
conciencia tranquila…”, de La tía Julia y el escribidor,
Mario Vargas llosa.
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La narración es una variedad de discurso
necesariamente caracterizada por su dinamismo. De hecho, buena parte de
los rasgos lingüísticos que definen los textos de este tipo están relacionados con este carácter dinámico:
las acciones se suceden unas a otras, a veces con gran rapidez, el transcurso
del tiempo, dilatándose unas veces, acelerándose y saltando otras, resulta ser
fundamental, como también la variedad de lugares donde suceden las acciones; es
lógico que los recursos lingüísticos utilizados por el emisor den cuenta de tal
diversidad.
La importancia de la acción
narrativa determina que las palabras
predominantes en los textos de este tipo sean los verbos. De hecho, apenas es posible concebir
una narración sin estructuras verbales y, muy al contrario, se podría narrar
prescindiendo casi por completo de otra clase de palabras.
Las estructuras oracionales suelen ser predicativas, construidas con verbos
de acción y proceso. Las estructuras atributivas, en cambio, son
características del discurso descriptivo y, por tanto, aparecen en el relato
cuando se detiene la narración propiamente dicha, para describir a los
personajes o los lugares. El ritmo (o tempo) que el autor quiere dar a
su discurso condiciona también la estructura oracional: el ritmo lento de la
acción, en el cual apenas transcurre el tiempo, suele estar asociado a la
sintaxis compleja, que alarga los enunciados con múltiples subordinaciones. En
cambio, la sucesión de oraciones simples, sencillas y breves, la coordinación
y, sobre todo, la yuxtaposición crean un ritmo rápido que acelera la acción
narrativa. Un ejemplo de verbos y estructuras oracionales predicativas es el
siguiente:
“Muchos años después, frente al pelotón de
fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde
remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo…”, de Cien años de soledad,
Gabriel García Márquez.
|
Como hemos visto más arriba, la persona
gramatical en
los verbos y en los pronombres adquiere
también una gran relevancia por su relación con el punto de vista narrativo.
PERSONA NARRATIVA
|
CORRESPONDE AL
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TIPO DE NARRACIÓN EN LA QUE APARECE
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1ª persona
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NARRADOR
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- Comentarios y juicios del narrador externo.
- Narración interna: narrador protagonista.
|
3ª persona
|
PERSONAJE
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- Narración externa
|
2ª persona
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NARRATARIO
|
-Uso ocasional en los relatos de 1ª o 3ª personas: referencias
al lector o a un narratario externo.
-Uso predominante: narración en 2ª persona(narratario
= protagonista)
|
El uso de la primera persona corresponde al narrador. Cuando se trate de un narrador
externo, solamente podrá aparecer en los comentarios o juicios que éste
haga sobre la acción y los personajes.
En cambio, será predominante cuando se trate de un narrador- protagonista y
alternará con la tercera persona en los relatos del narrador- personaje
secundario.
“Así que hice el examen, lo aprobé, pasé luego las, pruebas físicas y
allí estaba, de cartero suplente. Empezó fácil. Me enviaron a la estafeta de
West Avon y fue igual que durante las navidades, a excepción de que no ligué
nada. Todos los días esperaba acabar acostándome con alguna tipa, pero nada.
Pero el curro era fácil y lo único que hacía era recorrer alguna manzana que
otra repartiendo cartas. Ni siquiera llevaba uniforme, sólo una gorra. Iba
con mi ropa habitual. Del modo como mi novia Betty y yo bebíamos era difícil que
sobrase dinero para vestidos…”, El cartero, Charles Bukowsky.
|
La tercera persona se refiere a los personajes (excepto el correspondiente al
narrador interno) sea cual sea su jerarquía-protagonista, personaje secundario,
testigo, etc. Es la que predomina en el punto de vista externo y en el narrador
testigo, por ejemplo:
“El día en que lo
iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el
obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por
un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo
salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre,
evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana
anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin
tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de interprete
certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no
había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en
los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte.
Tampoco Santiago
Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa,
y despertó con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre en el
paladar, y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que
se…”, de Crónica de una muerte anunciada, Gabriel García Márquez.
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La segunda persona corresponde, en principio, al narratario, bien sea éste un
personaje ficticio (como el de Vuestra
Merced del Lazarillo de Tormes)
o directamente el lector. Sin embargo, ya hemos hablado antes de la técnica del
relato en segunda persona, en la que el narrador se dirige al propio personaje,
convirtiéndolo así al mismo tiempo en narratario del discurso. Un ejemplo del
mismo es el siguiente:
“Pues sepa
vuestra merced ante todas cosas que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de
Tomé González y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi
nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre,
y fue desta manera. Mi padre, que Dios perdone, tenia cargo de proveer una
molienda de una aceña, que está ribera de aquel río, en la cual fue molinero
más de quince años; y estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mí,
tomóle el parto y parióme allí: de manera que con verdad puedo decir nacido
en el río”, Lazarillo de Tormes.
|
El tiempo de la narración y todas sus variaciones se expresan fundamentalmente, como
es lógico, mediante las formas verbales utilizadas. La perspectiva temporal que
el narrador adopta respecto de los acontecimientos determina el tiempo de los
verbos:
-
La narración actual, en la que el
narrador relata hechos que están sucediendo en el mismo momento en que se
narran, le corresponde la forma verbal del presente. Además de usarse en
algunos tipos de narración muy concretos, como las retransmisiones en directo
de radio y televisión, aparece frecuentemente, dentro de la ficción literaria,
en la novela objetivista y en
los guiones cinematográficos. El presente se utiliza también en relatos a los
que se quiere dar un valor o alcance intemporal.
Un ejemplo de narración actual es:
“La voz, que durante breve rato había regalado con encantadora
música el oído del hombre extraviado, se iba perdiendo en la inmensidad
tenebrosa, y a los gritos de Golfín, el canto extinguiose por completo. Sin
duda la misteriosa entidad gnómica, que entretenía su soledad subterránea
cantando tristes amores, se había asustado de la brusca interrupción del
hombre, huyendo a las más hondas entrañas de la tierra, donde moran, avaras
de sus propios fulgores, las piedras preciosas…”, Marianela, Benito Pérez Galdós.
|
-
La narración retrospectiva, en la que se relatan los hechos observándolos desde un
momento posterior al desarrollo de los mismos, exige el uso de formas verbales
del pasado (pretérito perfecto simple y compuesto), que expresan anterioridad
al momento del habla, es decir, al tiempo del narrador. La sucesión de estos
verbos en pretérito perfectivo expresa por sí misma la propia sucesión de
acontecimientos. Otras formas temporales-como el pretérito imperfecto, el
pluscuamperfecto, los condicionales simple y compuesto y el futuro compuesto-
permiten ordenar otras acciones en relación con ellas, expresando
simultaneidad, anterioridad y posterioridad con respecto a las primeras.
También puede utilizarse en la narración retrospectiva el presente
histórico, que, como ya sabemos, permite aproximar el punto de vista del
narrador- y, por tanto, del lector- al momento del pasado en el que suceden los
acontecimientos, de forma que éstos se contemplan “como si” estuvieran
sucediendo en el presente. Un ejemplo de narración retrospectiva es:
“El día en que lo
iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el
obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por
un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo
salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre,
evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana
anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin
tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de interprete
certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no
había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en
los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte…”, de
Crónica
de una muerte anunciada, Gabriel
García Márquez.
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La narración prospectiva es muy poco frecuente, como dijimos. Aparecen, sin
embargo, fragmentos de narración en futuro en las anticipaciones o prolepsis
que se inserten en un relato de otro tipo.
Junto a las formas verbales, hay que tener en cuenta las diferentes
referencias léxicas que haga el narrador al transcurso del tiempo: complementos
circunstanciales de tiempo y marcadores discursivos con significado temporal(varios años después, más tarde, al mismo
tiempo, meses antes, de repente...) son empleados constantemente para
indicar las elipsis, los saltos temporales hacia atrás o hacia delante, la
sucesión de acontecimientos o el intervalo entre ellos, su duración, etc., y
sirven además como elementos de cohesión textual, puesto que organizan el
discurso narrativo y marcan transiciones entre una parte y otra del texto.
Lo mismo puede decirse de las referencias léxicas que significan “lugar”:
permiten la localización espacial de los hechos narrados y, al mismo tiempo,
pueden convertirse en marcas textuales que muestran la estructura de la
narración.
Don Fermín se sentó en un sofá. Estaba un poco mareado; le dolía
la cabeza y sentía en las fauces ardor y una sequedad pegajosa; se ahogaba en
aquel recinto cerrado y estrecho; el alcohol le había perturbado. Nunca bebía
licores, y aquella tarde, distraído, sin saber lo que estaba haciendo, había
apurado la copa de chartreuse o no sabía qué, servida por la Marquesa.
Fortunato leía las pruebas y seguía sonriendo. No parecía
temer ya al Magistral. Horas antes esquivaba quedarse a solas con él de miedo
a que le reprendiese por su condescendencia con las señoras protectrices de la Libre
Hermandad. De Pas notó el cambio…, de La Regenta, Leopoldo Alas “Clarín”.
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# 1.- Lee el siguiente fragmento del
Libro de Buen Amor y responde a las actividades que se te piden (debajo del
mismo):
Fragmento del Libro de Buen Amor, Juan Ruiz
Arcipreste de Hita
AQUÍ DICE CÓMO, POR NATURALEZA, LOS
HOMBRES Y LOS OTROS ANIMALES QUIEREN TENER COMPAÑÍA CON LAS HEMBRAS
Como
dice Aristóteles (es cosa verdadera), el mundo por dos cosas se esfuerza: la
primera, por conseguir alimento; la otra cosa es por unirse con hembra
placentera. Si lo dijese como cosa mía, me podrían culpar, mas lo dice un gran
filósofo, no se me puede reprochar: de lo que dice el sabio no debemos dudar,
pues por sus actos se prueba al sabio y su razonar. Que dice la verdad el sabio
claramente se prueba: hombres, aves, animales y cualquier bestia de cueva
quieren, por naturaleza, una compañía siempre nueva, y mucho más el hombre que
cualquier ser que se mueva. Digo que mucho más el hombre que cualquier
criatura: todas en un tiempo determinado se juntan según su naturaleza; en
cambio, el hombre de mala cabeza, en cualquier tiempo, sin mesura, siempre que
puede quiere hacer esta locura. El fuego siempre quiere estar entre la ceniza,
porque más arde cuanto más se atiza. El hombre, cuando peca, bien ve que comete
un desliz, pero no escapa de él porque la naturaleza lo azuza. Y yo, como soy
un hombre como otro, pecador, a veces sentí por las mujeres gran amor; porque
el hombre pruebe las cosas no es por eso peor, que ha de conocer el bien y el
mal, y escoger lo mejor.
SOBRE CÓMO EL ARCIPRESTE SE ENAMORÓ
Así
sucedió que una vez una mujer me enamoró. De su amor durante ese tiempo no me
arrepentí. Siempre tuve de ella buenas palabras y una gran sonrisa: nunca hizo
otra cosa por mí ni creo que la quiso hacer. Era señora en todo y señora de
señoras; no podía estar solo con ella ni una hora: allí donde ella vive se
guardan mucho de los hombres, mucho más que los judíos guardan la Tora10. Sabe
todo el arte de bordar con oro y seda, es dueña de todos los bienes, anda con
tranquilidad y alegría. Es de buenas costumbres, sosegada y silenciosa, no se
dejaría vencer por una falsa moneda. Dice la verdad el dicho de que «la mujer
honesta si no quiere el mensaje no da buena respuesta». Dijo la sensata dama a
mi mensajera: —Yo veo a otras muchas creer en ti, charlatana, y luego se tienen
que arrepentir. Yo aprendo de esas artimañas como la zorra, en cabeza ajena.
a)
Haz un breve resumen del mismo (no más de tres líneas) y otro un poco mayor
(dos de los pasos de un comentario “tipo EBAU”).
b)
Arcipreste es ‘un sacerdote que, por nombramiento del obispo, tiene
autoridad sobre un grupo de parroquias de la misma zona’ o “canónigo
principal de una catedral”. ¿Puede un miembro de la Iglesia católica
enamorarse? Explica las intenciones del autor de la obra cuando menciona estos
temas.
c) Trata de hacer los pasos 2 y 3 del comentario
(“caracterización” y “justificación literaria”) de forma redactada y siguiendo
un modelo parecido al siguiente:
“Los personajes que aparecen en
este fragmento son el narrador…
“Se menciona a ---------, un
personaje plano que no evoluciona absolutamente nada a lo largo de la obra…”
“En cuanto al espacio…”
“El tema principal es…”
“Por lo que respecta a su carácter
literario, es un texto eminentemente narrativo. Este aspecto no excluye que
aparezca la descripción y el diálogo…”
“Como se comentó con anterioridad,
la narración no excluye a la descripción, en fragmentos como -----------------,
en el cual se puede observar el empleo del Pretérito Imperfecto del Indicativo,
así como el verbo copulativo...”
El texto se caracteriza por enorme
presencia de figuras literarias como…
Pasando a aspectos lingüísticos, dado que la
narración consiste en relatar acciones, se caracteriza por el dinamismo…
De las siguientes
pasos, trabajaremos los puntos 1, 2 y 3 (lo demás se trabajará en Segundo de de
Bachillerato).
Pautas que se siguen
en los comentarios críticos de textos literarios en prosa
Lo primero que
tenemos que hacer al enfrentarnos a un texto en prosa es la localización del
mismo. Es muy importante a la hora de extendernos en el comentario del
fragmento de la obra literaria en cuestión. Hay que buscar el tema e intentar
relacionarlo con la corriente literaria a la que pertenece.
Pasos a seguir en el comentario (los
comentarios no pueden aparecer en el examen, es necesario redactarlo todo
seguido):
1. Contextualización
del fragmento dentro de la obra:
- Título de la obra,
fecha de edición, movimiento literario al que pertenece.
- Brevísimo resumen de
la obra o del poema (dos o tres líneas) y relación con:
. La estructura de la
obra: inicio o final, acto, momento de clímax o de tensión, importancia con
respecto a la función de un personaje…
. La época o con las
preocupaciones generacionales, intelectuales o vitales del autor.
- Peculiaridad del texto
dentro de la obra (¿qué lo hace destacar?, ¿por qué es importante?).
2. Caracterización:
- Características de los
personajes presentes en el fragmento.
- Elementos espaciales y
temporales destacables.
- Tema o temas
recurrentes.
- Síntesis del texto (un
resumen más largo) explicando los recursos estilísticos que se necesitan para
comprender el sentido del texto.
3. Justificación del
carácter literario del texto:
- Tipo de narrador.
- Tipo de diálogo
(réplicas breves, intervenciones largas, apartes, monólogos, digresiones,
etc.).
- Recursos estilísticos más destacados:
símbolos, metáforas, comparaciones, personificaciones, hipérboles, antítesis,
interrogaciones retóricas…
- Recursos
morfosintácticos:
. Estilo nominal
(predominio de sustantivos y adjetivos, ritmo lento) / estilo verbal (ritmo
rápido).
. 3ª ó 1ª persona
verbal (objetividad /subjetividad).
. Tiempos verbales
(presente/pasado/futuro).
. Modo verbal y
perífrasis.
Indicativo
(objetividad).
Subjuntivo
(subjetividad).
Imperativo
(órdenes), perífrasis de obligación e infinitivos con valor de mandato.
. Presencia /
ausencia de adjetivos (con / sin valor descriptivo y detallismo).
. Adjetivos
especificativos / explicativos (objetividad / subjetividad).
. Determinantes,
pronombres o adverbios con valor deíctico (que señala a otro personaje o algún
elemento espacial temporal).
-
Recursos
léxico-semánticos:
. Uso del léxico culto / popular.
. Recuperación del léxico arcaico y/o rural
(influencia de la corriente literaria a la que pertenece).
.
Campos semánticos.
. Valores connotativos de algunas palabras.
4. Relación entre las ideas del autor (o personaje) en el texto
y el tema solicitado.
5. Actualidad del tema (relacionar la tesis del texto con algún tema actual).
6. Exposición y argumentación de la tesis en relación con el
tema propuesto:
. Si se está de acuerdo con el texto, debe
añadir más argumentos de diferente tipo que la corroboren.
. Si no se está de acuerdo, debe añadir
contraargumentos que refuten esa tesis, proponer una tesis alternativa y
defenderla con nuevos argumentos.
. Si no se está de acuerdo ni tampoco en
desacuerdo, debe añadir argumentos y contraargumentos, justificando los dos
puntos de vista posibles (con argumentos a favor y argumentos en contra).
En la EBAU se pide que toda argumentación debe estar redactada
en 3ª persona (no debe aparecer: “estoy de acuerdo”, “yo pienso”, “bajo
mi punto de vista”).
|
7.
Conclusión y cierre textual, en que se incluya una valoración personal que
resalte nuestra tesis frente a la expuesta en el texto inicial o que ponga de
relieve su coincidencia con la posición del autor o del personaje
(originalidad, valores éticos, trascendencia, importancia en la actualidad…).
También se puede incluir una breve reflexión sobre la época en la que fue
escrito el texto, las preocupaciones del autor o de su generación literaria (y
contraponerlas a la época o a las preocupaciones actuales). En resumen, para
concluir el comentario se deben destacar los aspectos más importantes de los apartados
4, 5 y 6.
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