Teclas sentimentales
Hace
poco, encontré una arcaica pero funcional máquina de escribir. La verdad, me
llamó mucho la atención, aunque me puse triste porque no sabía quién me podría
enseñar mecanografía. Por suerte, mi madre me contó un pequeño secretito: ella
fue estudiante y profesora de mecanografía hace mucho tiempo.
Carta 1
De: “El Estratega”
Querida Amada:
Le escribía para ver qué tal le iba en estos días de
confinamiento y cuarentena, ya que aunque no lo crea y no lo parezca, la echo
muchísimo de menos. Echo muchísimo de menos nuestros encuentros matutinos en
las escaleras antes de entrar a clase, nuestro cruce de miradas el cual hacía que percibiéramos que
tanto el uno como el otro seguíamos bien y con ganas de volver a vernos,
nuestro juego de pies y su tierna y protectora presencia la cual hace que mi
corazón, helado y sombrío como una noche en una tundra, se vuelva tan cálido y
acogedor como las praderas de la Toscana.
Por mi parte, debo decirle que mi situación actual no era la
que esperaba. Al principio, pensé que solo tendría a mis padres en casa como
casi siempre pero resultó que mi hermano, mi cuñada y mi sobrina vinieron
también a mi casa, aunque por suerte aprendo cosas nuevas diariamente como la
restauración que me está enseñando mi padre.

Por ello, me puse muy feliz y desde hace casi un mes, ella
me da clases por la mañana y el resto del día estudio y practico las lecciones
sin descanso presente ni existente. De hecho, esta carta que te envío está escrita en mi máquina de escribir, ya que decidí darme el
lujo de volver a tiempos remotos en los que las comunicaciones lejanas eran
transmitidas por cartas y en las cuales expresaré todo lo que siento por usted
junto con todo mi amor y deseo de volver a verla como antaño solíamos hacer,
solo verla sonreír otra vez más haría que mi corazón estuviera alegre y
contento. Algo de lo que hoy en día estoy agradecido y, aunque soy consciente
de que estemos confinados por la seguridad global para prevenir este virus
conocido como “Coronavirus”, me encantaría que usted supiera que siempre estará
en mis recuerdos el día en que ablandaste mi corazón y sacaste a relucir los
sentimientos de los que antes carecía totalmente.
Un
beso muy dulce y un abrazo le mando.
Tu
querido Estratega.
Carta 2
A pesar de que no soy algo meramente importante para casi
nadie, tú siempre has estado ahí para mí y has hecho verme a mí misma que en
verdad soy importante y que mi vida aún tiene sentido y valor.
De: “La Amada"
Querido Estratega:
Me hace feliz que estés bien y que, aún con todos los
inconvenientes que se hallan en nuestros caminos, tú sigas preocupándote por mí.

Cada vez que te veía por las mañanas, te veo intentando ser
frío, pero siempre se te escapa una sonrisa al verme y, para serte sincera, tú
haces mis mañanas más alegres solo con ese gesto. Aunque al principio poseías
una mirada completamente devastada por algo que te persiguió y que hasta el
último día en el que pudimos vernos, pude notar ese algo que te atormenta.
De momento, mi estado es bueno. Estoy con mis padres, los
cuales te quieren mandar un saludo y agradecerte por todo lo que has hecho por
mí. Cada noche me subo al tejado de mi casa únicamente para ver las estrellas
como aquella noche que fuimos juntos de viaje y nos quedamos juntos observando
no solo a las estrellas sino también él uno al otro.
Aún recuerdo la primera vez que te vi, me acuerdo
exactamente que de todos los compañeros de clase, tú eras aquél que parecía
como si no existiera, eras el marginado de toda situación y siempre que te
veía, observaba a un ser el cual no parecía mostrar sentimiento alguno por nada
ni por nadie.
Cuando
hablé por primera vez contigo, recuerdo que fuiste algo descortés y no
comprendía el por qué y sigo sin comprenderlo, después te fuiste como si no
hubiésemos hablado ni nada y ni siquiera te despediste. Luego aparecieron unas chicas las cuales intentaron acosarme
y de hecho me sacaron una navaja, me puse a llorar porque pensé que ese día iba
a morir, aunque por una parte pensé que así ya nadie tendría que preocuparse
por mí ya que pensaba y a veces pienso que soy una molestia para todos, una
carga sin precedentes. En ese momento, me negué y cerré los ojos pensando que
así acabaría todo pero pasaron treinta segundos y no noté ningún daño ni nada.
Pensé:
”¿Quizás
esto sea la muerte, algo indoloro y un lugar oscuro donde pensar por
siempre?”
Abrí los ojos para darme cuenta de que aún seguía viva, pero
a mi alrededor las chicas que me acosaban, estaban corriendo asustadas y
atemorizadas como si hubieran visto a un fantasma; pero cuando me giré, te vi a
ti y recordé tu apodo antiguo: “Fantasma”. Te acercaste a mí en un intento de
sacarme las lágrimas y me dijiste algo que siempre recordaré: “perdón por no
aparecer antes, dudé mucho si ayudarte, ya que pensaba que preferirías morir a
aceptar mi ayuda, aunque entendería el porqué, solo soy un monstruo el cual no
puede relacionarse con los demás ni debe estar cerca de la sociedad y por lo
cual ese monstruo pasó de ser un ser notorio a un fantasma”. Mientras te
levantabas, pensé en cómo alejaste a aquellas chicas y te lo pregunté, lo único
que me dijiste fue: “puedes estar tranquila ya que no he utilizado la fuerza,
simplemente mi hipótesis es que ellas temen a los fantasmas y, aunque no lo
parezca porque siga siendo un ser vivo, no poseo la humanidad y los sentimientos
que todos los demás expresáis sin dificultad.” En cuanto me levanté, me fijé en
tu cuello, estaba totalmente lleno de cicatrices y pregunté por mera curiosidad
de qué eran esas cicatrices y lo que dijiste me heló el alma y me entristeció
muchísimo: “Eso a lo que llamas cicatrices son los resultados de mis actos
estando en un lugar en el que la felicidad nunca existió, existe ni existirá.”
Desde ese momento vi que, en verdad tu
naturaleza y comportamientos eran muy distintos a los que presentabas antes.
Después de eso, quise estar contigo y
vi que en verdad eras una persona demasiado tierna, aprehensiva con los demás y
me gustaste de verdad y que, por suerte, ese sentimiento de amor fue
correspondido. Aún me acuerdo de cuando nos declaramos los dos en aquella noria
en el atardecer y nos dimos nuestro primer beso. En ese instante mi mente se
tornó en blanco y lo único que hice y quise hacer fue besarte y seguir
sintiendo tus labios y tu cariño. Fue el momento más tierno de toda mi vida y
el más bonito recuerdo que nada ni nadie podría haberme otorgado jamás.
Y me alegra mucho de que sigas siendo
tal y como eres sin mostrar esa personalidad fría y devastada. Alguna vez
tendrás que contarme aquello que ocultas y que te atormenta desde hace mucho tiempo.
Por cierto, decidí hacer igual que tú,
escribir por carta mediante una máquina de escribir que tenía mi abuela y que
no solo me la dejó, sino que también me enseñó a usarla y me gusta bastante más
que comunicarme por redes sociales. A través de una carta puedo mostrar
aquellos sentimientos que me son difíciles de expresar como todo el amor y el
cariño que tengo por ti.
Siempre
tuya y queriendo tenerte de nuevo,
Tu
querida Amada.
¡Esperamos esa segunda carta, Mario!
ResponderEliminar¡Muy interesante tu segunda carta, Mario! Nos dejas a todos con la intriga...
ResponderEliminar¡Sublime amigo! No esperaba verte escribir sobre este tipo de tema pero sigue siendo interesante cuanto menos. Saludos y cuídate.
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