LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA EN EL BACHILLERATO

La materia de Lengua Castellana y Literatura en el Bachillerato tiene como objetivo profundizar en los contenidos impartidos en la Educación Secundaria Obligatoria y, en la medida de lo posible, consolidar y ampliar la competencia comunicativa de los alumnos y alumnas de manera que sean capaces de resolver los problemas que surgen en la comprensión de los textos ajenos y en la composición de los propios. Se trata, pues, de completar el proceso de formación lingüística y literaria que permitirá a los jóvenes seguir aprendiendo a lo largo de la vida, tanto si desean incorporarse directamente al mundo laboral como si pretenden acceder a unos estudios superiores, universitarios o no.
Así pues, el objetivo prioritario de esta materia debe ser la transferencia de las habilidades lingüísticas desde el contexto del aula a las situaciones reales de comunicación. Se entiende que la lengua se aprende contextualizada en el uso que de ella se hace socialmente, de manera que la enseñanza de sus aspectos gramaticales y formales no debe estar desvinculada de la dimensión práctica y de la reflexión crítica acerca del funcionamiento del sistema. La reflexión metalingüística tiene sentido sólo si contribuye a la mejora de las capacidades expresivas y comprensivas de los alumnos y las alumnas. No menos importante es el desarrollo de la competencia literaria: desde la aproximación al mundo de la literatura se educa su sensibilidad estética y se despierta su espíritu crítico, al tiempo que se les otorga un legado cultural cuyo conocimiento y significación les va a acompañar siempre en su vida adulta. Asimismo, esta materia contribuye al desarrollo de competencias generales del Bachillerato como son la competencia en el tratamiento de la información y competencia digital y la competencia en autonomía e iniciativa personal.
El desarrollo de la competencia comunicativa se abordará a través del trabajo de todas las tipologías textuales, prestando especial atención a sus ámbitos de uso. Los actos comunicativos se realizan en contextos sociales diferentes. Por tanto, conviene que el alumnado conozca las peculiaridades de los textos empleados en las relaciones con entidades públicas o privadas, en la institución académica, en los medios de comunicación social como la prensa y la televisión, o en el mundo de la ficción literaria, además de familiarizarse con tales peculiaridades. Asimismo, se debe atender a la finalidad práctica de los textos, tanto en la transmisión y recepción de información como en la relación intra e interpersonal.
Los discursos propios de las relaciones con entidades públicas o privadas incluyen textos como actas, reglamentos, convocatorias, etc., cuyo conocimiento y dominio será de especial relevancia en su vida social adulta. En el ámbito académico, los conocimientos que han de abordarse son amplios y diversos. No deben trabajarse únicamente los rasgos lingüísticos del texto técnico-científico y las formas del discurso humanístico; también hay que atender a otros modelos discursivos como las normas de funcionamiento del centro, las instrucciones para la realización de actividades, el proyecto o guión de un trabajo monográfico, el desarrollo de debates, coloquios o mesas redondas, etc.; siempre con las miras puestas en enseñar a aprender con autonomía y rigor. Por otra parte, los medios de comunicación constituyen un rasgo definidor de nuestra sociedad actual y, por ello, resulta ineludible que el alumnado de Bachillerato esté en contacto permanente con sus textos, pues contribuyen en gran medida tanto al conocimiento del mundo, a la regulación del pensamiento y a una formación cultural de carácter general, como al desarrollo del análisis crítico de la información.
El tratamiento del discurso literario ofrece una gran variedad de contextos, contenidos, géneros y registros para la ampliación de la competencia comunicativa, al tiempo que acerca a los alumnos y a las alumnas al conocimiento del ser humano a través de las obras literarias. Pero sobre todo permite potenciar el hábito de la lectura y la escritura. Ambas habilidades no se pueden disociar. La escritura es parte inherente de todo proceso lector, y por tal causa es tan importante potenciar la vivencia de la lectura y su disfrute personal como procurar que los jóvenes compartan sus experiencias y elaboren distintos tipos de textos orales y escritos en los que reflejen su comprensión, interpretación y aprecio del texto artístico. La lectura literaria como vehículo generador de placer y de ideas del mundo debe proporcionarles la posibilidad de compartir vivencias, encauzar sentimientos, desarrollar la sensibilidad estética y ayudar a conformar su personalidad.
El desarrollo de la materia se debe centrar en una enseñanza tanto de destrezas comunicativas como de conceptos y teorizaciones en torno a lo lingüístico y lo literario. En realidad, tal y como se refleja en los objetivos de este currículo, eminentemente competenciales y comunicativos, en el Bachillerato se produce una prolongación de los enunciados teóricos de la Educación Secundaria Obligatoria que, en consecuencia lógica, habrán de llevar aparejados similares principios metodológicos.
Por este motivo, se recomienda seguir con el enfoque comunicativo funcional adoptado en esa etapa al margen de que el grado de especificación terminológica sea más alto y la selección de contenidos conceptuales más amplia, pues la capacidad de abstracción del alumnado es mayor en estos niveles. En cuanto a la organización de las actividades, se aconseja simultanear el trabajo individual con el grupal; sin duda, la interacción favorece la confrontación de ideas, la argumentación y la corrección de errores, a la par que permite el desarrollo de actitudes propias del trabajo cooperativo.
Conforme a lo expuesto, los contenidos del currículo se secuencian en dos cursos y se organizan en tres bloques de contenidos: «La variedad de los discursos y el tratamiento de la información», «El discurso literario» y «Conocimiento de la lengua: uso y aprendizaje», de igual denominación en ambos. Conviene que éstos sean abordados de manera global e integradora tal y como ya se ha adelantado al proponer la adopción de un enfoque comunicativo funcional, que prima el conocimiento y la reflexión de la lengua en uso. Por consiguiente, el estudio preferente de textos del ámbito académico (científico-técnicos, humanísticos…), y de los ámbitos periodístico y publicitario debe permitir incorporar actividades que faciliten el análisis de los contenidos gramaticales y léxico-semánticos. Sin duda, los conocimientos lingüísticos adquiridos contribuirán a la mejora de la competencia comunicativa de los alumnos y las alumnas.
El bloque I, «La variedad de los discursos y el tratamiento de la información», recoge los contenidos referidos al desarrollo de las habilidades lingüísticas de comprender y expresarse con corrección en los diferentes ámbitos del discurso y, de forma especial, en los ámbitos académico y periodístico. Se hace hincapié tanto en el análisis como en la composición de textos del mencionado ámbito académico (científico-técnicos, humanísticos…), y de los igualmente mencionados ámbitos periodístico, publicitario… Se trata de ámbitos con predominio de la variedad discursiva expositiva y argumentativa. Se sugiere la realización de comentarios críticos o breves ponencias en los que el alumnado contextualice y ponga en práctica los saberes adquiridos. La impartición de los contenidos en los dos cursos de la etapa sólo diferirá en el nivel de exigencia y la complejidad de los textos seleccionados. Por otro lado, se concede especial atención a los procedimientos de tratamiento de la información, y se propone el uso de los medios audiovisuales y de las tecnologías de la información y la comunicación como recursos para el desarrollo del aprendizaje lingüístico. Es una práctica ya común acudir a soportes digitales para la búsqueda de información, las presentaciones orales o la composición de textos propios.
El bloque II, «El discurso literario», presenta una organización de los contenidos sucinta, y el enunciado de los epígrafes, sobre todo los referidos al estudio histórico de la literatura, es intencionadamente genérico, de manera que se deja abierta la selección de las obras, fragmentos y autores más representativos de las diferentes épocas. Por otro lado, el tratamiento que se da al bloque es el mismo en los dos niveles de la etapa y la única diferencia se establece respecto a la secuenciación de los períodos literarios. En el primer curso se propone el acercamiento a la época medieval y las sucesivas manifestaciones hasta el siglo XIX, aunque debe señalarse la conveniencia de trabajar también textos actuales que presenten algún vínculo con estos periodos (temas, argumentos, contextos históricos, procedimientos estilísticos, etc.), pues resultan más cercanos al alumnado que aquellos de tiempos remotos, y facilitan, por tanto, su comprensión. El segundo curso se detiene fundamentalmente en la época contemporánea, con las obligadas referencias ocasionales a la literatura anterior. En ambos niveles, la selección de textos y autores debe incluir una muestra de la literatura canaria. En cualquier caso, el punto de partida es siempre la modalidad textual, es decir, los contenidos se establecen en torno a los cuatro grandes géneros literarios: el narrativo, el lírico, el dramático y el ensayístico. Con todo, el estudio de la literatura se debe centrar en el desarrollo de las destrezas relacionadas con la lectura comprensiva, y en ese sentido es muy importante la enseñanza de la técnica del comentario de texto. Igualmente, y paralela a esta destreza, está la de convertir a los alumnos y alumnas en creadores de sus propios escritos, bien a través de invenciones o de alguna variante de los autores consagrados. Con la práctica del comentario de texto se pretende que los estudiantes apliquen un enfoque de análisis específico en cada caso. Así podrán ser capaces de construir su propia comprensión y valoración de los diferentes discursos y, además, llegar a contrastar sus gustos personales con el reconocimiento histórico o social de los textos trabajados. Por otra parte, mediante la utilización sistemática y rigurosa de técnicas de escritura, los alumnos y las alumnas recrearán las obras de autor o crearán las propias, y abandonarán el papel de meros receptores. Sin duda, hay que potenciar la lectura como fuente enriquecedora que ayuda a conformar la personalidad de los jóvenes y redunda en la mejora de su facultad global de aprender. Al mismo tiempo se fomentará la utilización de las bibliotecas escolares o virtuales como medio para acceder a las obras literarias u otras fuentes del conocimiento.
El bloque III, «Conocimiento de la lengua: uso y aprendizaje», integra los contenidos relacionados con la reflexión sobre el funcionamiento de la lengua y sus estrategias de aprendizaje, así como con la adquisición de unos conceptos y una terminología gramaticales y de metacognición. En relación con estos últimos contenidos, no se debe olvidar que el objetivo de la materia es ampliar la competencia comunicativa de los alumnos y las alumnas. De ahí que haya que aunar el estudio de la competencia lingüística o el conjunto de reglas abstractas que configuran el sistema con el desarrollo, fundamental, de la competencia pragmática y sociolingüística o el conjunto de conocimientos, habilidades y estrategias que hace posible el uso adecuado de la lengua, en sus vertientes comprensiva y expresiva. Para ello, es conveniente iniciar la teorización sobre el fenómeno comunicativo desde la práctica lingüística, seleccionando ejemplos procedentes de distintas situaciones y registros que permitan distinguir la adecuación del mensaje a la situación en que se emite. Se pretende que, a partir de la experiencia, el alumnado encuentre un sentido lógico a la reflexión metalingüística y a la necesidad de conocer algunos principios abstractos sobre la comunicación. Se debe tender, por tanto, a un tratamiento inductivo de la reflexión gramatical, siguiendo los preceptos de la gramática del texto, que considera la unidad oracional en su uso contextual y comunicativo al tiempo que otorga más valor a los marcadores del discurso. El conocimiento de estos aspectos conceptuales no solo le proporciona al estudiante un mejor aprendizaje y mayor dominio de su lengua, sino que además le facilita el estudio y adquisición de otras lenguas. Tiene especial relevancia en este bloque, por cuanto contribuye a la mejora de la capacidad de comprender y expresarse, la adquisición de un amplio vocabulario, que se puede conseguir mediante la potenciación de la lectura y el uso sistemático del diccionario como fuente de consulta y herramienta de autocorrección ortográfica. También serán objeto de estudio el origen, la evolución y los cambios léxico-semánticos de la lengua.
Tanto en este ámbito como en otros usos reflexivos de la lengua es necesario atender a las particularidades del español de Canarias, para que los alumnos y las alumnas identifiquen debidamente su norma culta y valoren sus rasgos diferenciadores y la conveniencia de su uso.
Los criterios de evaluación establecen la concreción de los objetivos, contenidos y actividades de la materia, y están supeditados a la dimensión procedimental que sigue el enfoque comunicativo funcional propuesto. A través de ellos se procura valorar el grado de desarrollo de las capacidades de comprensión y expresión en los diferentes tipos de discurso; comprobar el uso apropiado de los procedimientos de documentación y tratamiento de la información; constatar hasta qué punto el alumnado ha convertido en destrezas instrumentales la reflexión sobre la lengua; y detectar la maduración de su sensibilidad estética y el conocimiento de una tradición literaria, valorando el avance de su capacidad lectora y aptitudes creativas. Para una correcta aplicación, cada uno de los criterios viene acompañado de una serie de explicaciones e indicadores que ayudan a objetivar las tareas o pautas que han de seguirse en la práctica docente.

Objetivos
La enseñanza de la Lengua Castellana y Literatura en el Bachillerato tendrá como finalidad el desarrollo de las siguientes capacidades:
1. Comprender discursos orales y escritos de los diferentes contextos de la vida social y cultural, y especialmente en los ámbitos académico y de los medios de comunicación.
2. Expresarse oralmente y por escrito mediante discursos coherentes, correctos y adecuados a las diversas situaciones de comunicación y a las diferentes finalidades comunicativas, especialmente en el ámbito académico, respetando las pautas de ortofonía y dicción así como los rasgos gramaticales y léxicos específicos de la norma culta canaria.
3. Utilizar y valorar la lengua oral y escrita como medios eficaces para la comunicación interpersonal, la adquisición de nuevos conocimientos, la comprensión y análisis de la realidad, y la organización racional de la acción.
4. Obtener, interpretar y valorar informaciones de diversos tipos y opiniones diferentes, utilizando con autonomía y espíritu crítico las tecnologías de la información y la comunicación.
5. Adquirir unos conocimientos gramaticales, sociolingüísticos y discursivos para utilizarlos en la comprensión, el análisis y el comentario de textos, y en la planificación, la composición y la corrección de las propias producciones, así como en la reflexión metalingüística necesaria para el aprendizaje de otras lenguas.
6. Conocer la realidad plurilingüe y pluricultural de España así como el origen y desarrollo histórico de las lenguas peninsulares y de sus principales variedades, prestando una especial atención al español de Canarias y de América, y favoreciendo la valoración de la variedad lingüística y cultural.
7. Analizar los diferentes usos sociales de las lenguas y evitar los estereotipos lingüísticos que suponen juicios de valor y prejuicios.
8. Leer y valorar críticamente obras y fragmentos representativos de la literatura en lengua castellana, con la debida atención a autores canarios, como expresión de diferentes contextos históricos y sociales y como forma de enriquecimiento personal.
9. Conocer las características generales de los períodos de la literatura en lengua castellana, engarzándolas con los de la literatura canaria, así como los autores y obras relevantes, utilizando de forma crítica fuentes bibliográficas adecuadas para su estudio.
10. Utilizar la lectura literaria y la escritura con vocación estética como fuente de enriquecimiento personal y de placer, apreciando lo que el texto literario tiene de representación e interpretación del mundo.

Comentarios